jueves, julio 30, 2009

Yo estoy perfectamente bien acá sentada. Vos estás perfectamente bien ahí sentado.
Nos miramos un poco, claro, por cortesía un poco, claro. Nos arrancamos la ropa tácitamente cuando nos rascamos la nariz y tenemos muecas un poco sonrientes un poco indiferentes y los ojos vacíos (nos deseamos porque el aburrimiento). Conservamos las distancias, yo prendo un cigarrillo, dos, tres, cuatro y cuando prenda el quinto vas a pedirme uno. Vas a fumar como si toda la habitación cupiera en esos centímetros y cuando el humo y el silencio nos den un clima propicio para sacarnos las medias y acariciarnos los pies, vamos a llenar el espacio con banalidades. Vamos a acomodarnos los cuellos de las camisas y tener una larga, larga, larga conversación desinteresada (vamos a buscar los silencios entre tema y tema, pero no nos lo vamos a decir, claro). La inercia nos va a acercar y nos va a desaparecer la conciencia un rato (vamos a decir poco -y un poco por costumbre-, vamos a transpirar, vamos a mordernos, a sentirnos, a reírnos -yo adentro tuyo y consecuentemente vos adentro mío- y después vamos a dormirnos -y un poco abrazados y siempre vos primero-). Nos vamos a despertar, vamos a besarnos por cortesía, nos vamos a ir para lados distintos y cuando estemos lejos nos vamos a olvidar de lo bien que nos sentimos. Cuando nos volvamos a ver, vamos a gritarnos un poco y vamos a sentarnos y hablar de trivialidades para no hablar de nosotros (ahora además del silencio, nos da miedo parecernos). Y vamos a sentarnos conservando las distancias, nos vamos a creer que no nos parecemos, que el silencio nos es incómodo. Y después voy a creer que estoy bien acá sentada. Y vos por supuesto estás convencido de que estás bien ahí sentado.

jueves, julio 23, 2009

Laura no entiende de criterios ni de buenos bajistas, pero sabe desde antes de ser feto que la música la enamora, como también supo que iba a llamarse laura cuando se estaba engendrando. Laura se come las uñas hasta el asco y no escucha tango pero sabe que lo ama (pero le es en excesos hermoso, inentendible y le está lejos. Aunque algunas madrugadas pasea por callecitas y la han escuchado susurrarlo). Bautista le hace acordar un poco al jazz, más que nada porque sus silencios son exactos y mágicos y hasta diría que toda la música está para esas pausas que goza como un caramelo que se le deshace en la boca entera. Además sostiene (o mejor dicho siente) que es capaz de comprenderlo hasta lo inimaginable, por eso no lo ama amándolo cada vez que la lengua le choca en la boca para decir la letra t y se sonríe encontrando disfrutes en pequeñeces tan pequeñas. Laura se pregunta a veces qué melodía tendrá ella, si la tiene, y qué tran grande se ve su nariz, pero a veces no le importa. Laura se asquea de sus manos como se asquea de cómo se pronuncia su nombre y también de pronunciarse tanto, pero hay cosas de las que no puede despegarse y también disfruta un poco de algunos ascos. Laura no para de descontextualizar y reconceptualizar, pero de tanto traducir los todos a pensamientos, las palabras le son como ropa y ya no sabe si se ahoga o necesita estar desnuda, simplemente se le deslizan hasta las medias y no importan los conceptos, ni los contextos, ni la ubicación ni nada así.

lunes, julio 20, 2009

Laura que se mira al espejo y se descubre inmensa y hermosa. Que se mira las tetas y un poco también se agarra. Que se pellizca las carnes que le sobran y que se mira las imperfecciones. Laura que es hermosa hasta la impercepción y se seca un poco, rebalsada de sí.
Se seca y se reseca un poco en automático y otro poco con total y plena conciencia pero sin control. Y entonces se permite conjeturar, que no conoce más que una forma de estar plena: estar sin control. Sin control sobre cómo se ponen los pies o qué es la ubicación o sobre el habla (que sabe innecesaria para entender). Sin control y sin pensar, que hasta le parecen sinónimos, porque Laura es muy chica para tanta inmensidad y entiende, entonces, que tiene que dejar de ser Laura para ser.

lunes, julio 13, 2009

Laura ve los detalles con tanta vehemencia que se olvida de lo grande. Laura es capaz de ver un universo disfrazado de universito donde otro ve un ombligo. Y realmente no comprende cómo hace falta gritar palabras para que se entienda cuándo se caduca. Tal vez cueste más saber cuándo se concluye, pero se siente desde lejos desde antes por el olor cuándo se caduca. Laura se siente hermosa y quiere poder transmitirlo en una señal sintonizable porque ser hermosa para ella sola sobra y se desparrama. Y desparramada es enorme y se engorda y afea. Laura tiene que ser hermosa para afuera para otros para vos. Laura tiene que serte de la misma forma que le es la música, pero adentro: un estalle. Por eso reafirma que cuando estén desnudos quiere vibrarte bien. Laura con insomnio con las manos sobre sus brazos y con la respiración te está gritando:
"-Cuando estemos desnudos quiero vibrarte bien. Y cuando digo vibrarte bien quiero que sepas pronunciarlo de una forma tan puramente sexual en tu cabeza que cuando te salga de la carne y te rebalses en un clímax entiendas (que así, gimiendo y respirando y transpirando y rebalsando puedas entender, realmente entender) que significa todo (vibrar, vibrarte significa todo), todo más que lo puramente sexual."
Se te atrofia, el cerebro se te atrofia. a t r o f i a .

te mirás para adentro y te sentís vacía hueca nada.
toc toc toc y levantás la mugre y no hay nada- y no tenés para vomitar no tenés para elevarte no tenés nada.
no tenés dónde mirar, dónde caer, no tenés.

domingo, julio 12, 2009

vengo porque la catarsis

me voy porque el desahogo

concluyó.

viernes, julio 03, 2009

a un barón errante que emane magia al caminar

a vuestra merced me encuentro, viajante

Mi puerto y mis hombres os quieren ofrecer sus mejores servicios,
con el fin de agasajaros, viajante,
y que os resulte cómoda y amena y por qué no placentera
su visita a nuestro ombligo.
Nosotros sabemos,
porque reconocemos los olores de quien vale las molestias
y de quien es inalcanzable,
que esto es una parada.
Vuestro hogar son vuestros pies (y ni siquiera).
Pero queremos tentaros, porque sabemos que tenéis algo que enseñarnos
y tal vez vuestra grandeza nos lleve a querer reteneros un poco.
Quizás podamos exprimiros los sabores,
o quizás las tristezas, viajante.
Quizás con enamoraos podamos nosotros
creernos capaces