lunes, julio 20, 2009

Laura que se mira al espejo y se descubre inmensa y hermosa. Que se mira las tetas y un poco también se agarra. Que se pellizca las carnes que le sobran y que se mira las imperfecciones. Laura que es hermosa hasta la impercepción y se seca un poco, rebalsada de sí.
Se seca y se reseca un poco en automático y otro poco con total y plena conciencia pero sin control. Y entonces se permite conjeturar, que no conoce más que una forma de estar plena: estar sin control. Sin control sobre cómo se ponen los pies o qué es la ubicación o sobre el habla (que sabe innecesaria para entender). Sin control y sin pensar, que hasta le parecen sinónimos, porque Laura es muy chica para tanta inmensidad y entiende, entonces, que tiene que dejar de ser Laura para ser.

No hay comentarios: