miércoles, octubre 29, 2008

Abajo del sur de vos (siempre sonará carnaval)

El festín del monstruo resultamos ser nosotros, los enanos de dedos gordos. Con un vinito y ganas de morirse abajo de una frazada abajo de una cama abajo de una casa abajo de un puente, lo esperamos y lo dejamos venir. Nos imaginamos, sí, claro, salir corriendo, pero estábamos más cómodos así sentados, con un par de revistas en la mano y superpoderes en las axilas. Nos imaginamos, sí, claro, inmunes a toda esa monstruosidad y también imaginamos (creímos, absorbimos) que no existían -ni el monstruo, ni el festín, ni nosotros-, pero cuando descubrimos que podíamos bailar, nos dimos cuenta de la mentira y quisimos escapar. Fugarnos, correr; correr si se pudiera correr adentro de los huesos del festín, que ya sabía a maní, cerveza y camaradería pasajera. Y después más tarde luego, nos imaginamos. Y luego, tan luego que no me acuerdo, fuimos.



(fuimos, nosotros, nos fuimos, nosotros nos fuimos a nosotros mismos)

No hay comentarios: