domingo, octubre 19, 2008

   Dejate llevar

Suena un blues y ves consumirse el cigarro al lado tuyo, sobre la vereda. No hablas, no cantas, ni saltas. Solo estás ahí, sentado, ni siquiera fumas el cigarro. El tiempo va tan lento que parece no pasar; miras todo y no tocas nada.

Espectador.

Nunca (lo) entenderás y te encanta sentir el viento. Y te encanta el color de las brasas y el color del humo, y no fumas porque no sabes, te dedicas a mirar. Siempre a mirar.

Especular.

No (lo) tocas.
No (lo) sientes. Lo miras, lo masturbas en tu mente (una y otra vez)

Espectáculo.

Te rascas un poco la rodilla y la tarde (la mañana, la noche, no lo sabes) ya huele un poco a rock and roll. Te falta aún ese acorde que te hace reaccionar.

Esperar.

No llegas, nunca llegarás. Está muy lejos (tan lejos). Puedes oír, la música no te deja dormir. Puedes estar despierto. Puedes.

Esperanza.


Ya no (te) importa. Ya no (te) preguntas (por) qué. Se te escapan algunas risas afónicas, gastadas. Estás ahí, atrapado, con esa voz que te grita en inglés que existe el descontrol.

Estallar.

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